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«La ventaja de trabajar con tu pareja es la confianza y seguridad absoluta»

Libertad de movimiento

Vistas las ventajas y los inconvenientes casi todos coincidieron en que, como aseguraba Conchita Núñez, «no todo el mundo puede trabajar con su pareja, hacen falta una serie de características y circunstancias para salir adelante. Tú tienes que asumir un papel y este te tiene que gustar».

Asimismo, el Dr. Cacho dio una de las claves al afirmar que «para trabajar juntos hay que compartir los mismos objetivos. Sin metas comunes tendríamos un problema». Por su parte, Isabel Orts se refirió al papel que desempeñan las mujeres que trabajan en las clínicas con sus maridos como secretarias particulares de su vida. «Les llevamos la vida entera. Yo muchas veces le envidio porque él sabe que se va a las diez y vuelve a las diez. Su día a día es así porque mi agenda diaria es clínica, niños, casa…».

De forma similar opinó María Varela asegurando que «yo lo que he visto con este ‘apaño’ que hemos hecho de vida es que ya depende todo de mí más de lo que debería. Si yo hubiese seguido trabajando en IBM, no tendría todo ese peso en mi tejado. Él se ha acostumbrado tanto, que hay cosas que no existen para él».

En opinión de los invitados, la decisión de trabajar juntos siendo pareja finalmente compensa, pese a las dificultades.

Frustraciones

Con sus más y sus menos, lo cierto es que, en este caso, las mujeres reconocen haber sentido a lo largo de los años y aún hoy en determinados momentos, cierto grado de frustración. Tal y como aseguró Adoración Narrillos, «tenemos diferentes horarios y aficiones, pero somos como las notas de una canción, no nos atropellamos, cada uno vamos haciendo la composición tanto en casa como en la clínica, hemos llegado a ese equilibrio. No obstante, yo sí que sentí frustración en su momento porque tuve que ocuparme de la casa y de mis hijos, luego ya te acostumbras. Pero si a él le pasara algo, con mi formación, yo ahora mismo no estoy preparada para llevar la clínica. Por eso se te pasa por la cabeza decir ¿qué he hecho yo?, aunque ahora los hijos te compensan.

María Varela constató su desacuerdo en ese punto al afirmar rotunda que «no compensan los hijos, son dos facetas independientes. A veces, cuando estás en un momento bajo te sale la frustración porque en el fondo estoy dedicando mi vida a esta clínica que es el sueño de mi marido. He convertido su sueño en el mío y yo disfrutaba mucho de mi trabajo como consultora. Aún así, reconozco que estoy encantada y me siento muy afortunada. He tenido una vida fácil porque decidí cambiar un trabajo y me encontré con su clínica y me ha ido bien».

Balance positivo

Finalmente, la balanza en lo que a compartir trabajo se refiere parece inclinarse hacia un lado positivo, ya que tal y como aseguró el Dr. Cacho «la comprensión mutua de los problemas que tienes día a día también ayuda a que la vida en pareja sea mucho mejor».

Por su parte, el Dr. Bowen insistió en que «confianza y seguridad absoluta el uno en el otro es básico y fundamental».

De igual modo, el Dr. Miguel Sanz afirmó que, «para mí todo han sido ventajas. El éxito de haber podido llegar hasta aquí se debe por encima de todo a la confianza y al respeto».

En definitiva, y tomando prestada la frase con la que se autodenominan el Dr. Calatayud y Conchita Núñez, los matrimonios consultados son «socios de la vida».


«Turbulencias»

Compartir el espacio del trabajo con la pareja puede ser enriquecedor, pero también suponer una «sobre exposición» del matrimonio, tal y como aseguran algunos de los invitados a este encuentro. Y es que en ocasiones pueden surgir disputas o desavenencias que, con el tiempo, tienden a disminuir. Para el Dr. Cacho, «al principio cualquier tontería es un mundo y ahora, el mundo casi es una tontería. No te enfadas, bastantes problemas tienes en la vida diaria como para cabrearte siempre por algo absurdo». Del mismo modo opinó el Dr. Calatayud, para quien «quizás con la edad aprendes a distinguir lo importante de lo accesorio. Cuando eres más joven te preocupan cosas que luego vas viendo que no son muy importantes. Tienes otras prioridades u otra manera de valorar las cosas».


De izda. a dcha., el Dr. Jesús Calatayud, Conchita Núñez, José Luis del Moral y los doctores Adoración Narrillos y Miguel Sanz.

De tal palo…

Junto a los matrimonios que comparten su lugar de trabajo, también es habitual dentro del mundo de la Odontología la convivencia entre padres e hijos. Para el Dr. Rafael García Rebollar «hay de todo, los que lo llevan bien y los que son absolutamente incapaces, no es fácil, aunque depende de la personalidad de cada uno. Yo con mi hijo, con el que llevo cuatro años trabajando, tengo una sintonía extraordinaria». Por su parte, el Dr. Antonio Bowen, que empezó a trabajar con su padre, aseguró que «es dificilísimo, mi padre tuvo conmigo una paciencia ilimitada. Yo tampoco pude aguantar, no era posible. Él estaba acostumbrado a controlar la consulta con una forma de trabajo más tradicional, pero que le funcionaba y no quería cambiar». Bajo el prisma contrario, Conchita Núñez aseguró que «si la consulta es muy personalizada, como ocurre en nuestro caso, es difícil introducir a un hijo, ya que los pacientes vienen porque quieren que les trate el Dr. Calatayud. Nuestra hija está estudiando para entrar en la nuestra desde una especialidad. Mientras ayuda a su padre con el que tiene una sintonía estupenda. Pero habrá que ver si nuestros hijos quieren quedarse con las clínicas o les compensa más trabajar para otros.


El encuentro de los cinco matrimonios que acudieron a la cita de GACETA DENTAL se convirtió en una charla amable y amena.

Todo queda en casa

Compaginar familia y trabajo requiere cierto sacrificio por alguna de las dos partes en pos de un beneficio común. «Soy de la opinión de que en esta vida no puedes tenerlo todo y yo sacrifiqué mi carrera profesional, que era buena, y no me arrepiento, al final tiene que compensar. Es imposible ser números unos los dos en cualquier profesión, a no ser que no tengas hijos. Yo le he quitado peso a él porque no se puede llevar una clínica coja», aseguró María Varela Conde. Del mismo modo, para Conchita Núñez, «las exigencias actuales de una clínica han aumentado y el dentista tiene que ser dentista y continuar perfeccionando su profesión. De ahí que haya que delimitar las tareas. Nosotras tenemos una gran ventaja, y es que al fin y al cabo las clínicas son negocios y podemos decir que somos dueñas de nuestros negocios igual que nuestros maridos, con sus exigencias, pero también con sus ventajas, como administrar nuestro tiempo y poder ocuparnos del resto de la familia».


Los invitados, uno a uno

Dr. Antonio Bowen Antolín, director médico odontólogo y María Varela Conde, gerente.
Clínica Dental Bowen (Madrid).

Dr. Jesús Calatayud, director médico estomatólogo y Conchita Núñez, gerente.
Clínica Dental Doctores Calatayud (Madrid).

Dr. Alberto Cacho Casado, director médico estomatólogo e Isabel Orts Rodríguez, higienista.
Clínica Ortodoncia Madrid Ortom. (Madrid).

Dr. Miguel Sanz González, director médico estomatólogo y Dra. Adoración Narrillos Polvorinos, médico estomatólogo. Clínica Sanz y Narrillos Dental (Ávila).

Dr. Rafael García Rebollar, director médico odontólogo y Palmira Cañas Fernández, gerente.
Clínica Santamaría (Madrid).

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